martes, 27 de marzo de 2012

De los ojos y las miradas


Tus ojos dicen más de lo que creías sobre tu salud, tu personalidad y tu cultura.

1.- ¿Los ojos reflejan nuestras emociones?
Hace 50 años, el doctor Robert Franz utilizaba una extraña caja de 60 x 60 centímetros para estudiar la mirada de los bebés. Desde entonces, el estudio de las microexpansiones faciales ha descubierto buena parte de los secretos de nuestros ojos. Los resultados se aplican en la detección de mentiras y el estudio de nuestras respuestas emocionales con técnicas de eye-tracking

2.- ¿Puede el iris delatar una enfermedad?
Igual que en la piel, la melanina del iris ejerce una protección ante la radiación ultravioleta. Por eso, se ha comprobado que los iris más claros son más propensos a las cataratas y a la degeneración macular. En el caso del cáncer de ojo, los estudios han mostrado que 80% de los pacientes con melanoma ocular tienen iris azules o grises.

3.- ¿Qué implica mirar a otro?
La mirada busca establecer un contacto. Los bebés de dos meses ya miran a los ojos de quienes tienen delante. Entre animales, la mirada sostenida suele ser un desafío, significado que también se aplica a humanos. Además, el contacto visual es una de las fomas más intensas de intimidad.

4.- ¿El iris tiene que ver con el carácter?
Partiendo de que un mismo gen, el PAX6, participa tanto en el desarrollo del iris en los embriones como en zonas del lóbulo frontal relacionadas con la empatía y el autocontrol, Mats Larsson, de la Universidad de Suecia, investigó la relación de algunos rasgos del iris con el carácter. Tras analizar a 428
voluntarios, comprobó que quienes tenían muchas criptas (filamentos ondulados que irradian de la pupila) eran más cálidos y empáticos, mientras que aquellos con más pliegues concéntricos a la pupila controlaban mucho menos sus impulsos.

5.- ¿El tono de los ojos varía con el tiempo?
Una vez que se ha definido el color del iris, entre los tres y seis meses de edad, durante el resto de la vida tiene que ser estable y no tiene por qué cambiar, a menos de que se atrofie por alguna enfermedad o aparezcan lunares. Quienes no estén conformes con la herencia que les ha tocado, siempre pueden recurrir a los pupilentes de colores, y si se atreven y merece la pena, incluso la cirugía. Una intervención que también se utiliza para subsanar malformaciones introduce un implante de fibras sintéticas que pueden modificar el color del iris.







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