Un equipo internacional de científicos trataba de descifrar su código desde 2003.
Si las salsas te gustan, ahora podrían saber mejor gracias a que un equipo de científicos de 14 países logró secuenciar el genoma del tomate, lo que abre la puerta para mejorar al fruto.
Los científicos descubrieron, que en efecto, el tomate es un fruto y no una verdura que contiene 35 mil genes organizados en 12 cromosomas, que son los responsables de su color, olor, sabor, capacidad de madurar, calidad nutritiva o resistencia a plagas.
Otro descubrimiento fue que el genoma completo del tomate se triplicó en dos ocasiones, la primera hace unos 130 millones de años de la uva y la segunda hace sólo 60 millones, con la que obtuvo sus principales características.
Varios de los genes que nacieron en la segunda triplicación se mantuvieron por 10 millones de años, por lo que son, en tiempos evolutivos, relativamente recientes y le dio esa característica jugosa y carnosa”, dijo Giovani Giulano de la Agencia Nacional Italiana para Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sustentable quien encabezó el proyecto.
La información de la secuenciación del genoma del tomate no sólo aportan conocimiento verificado para mejorar al fruto, sino que puede ayudar a mejorar otras como las fresas, los melones o los plátanos.
Desde 2003 comenzó el proyecto para analizar el código genético del tomate común (Solanum lycopersicum o Heinz 1706, sí el que se usa para esa catsup) y su pariente silvestre (Solanum Pimpinellifolium). Con la secuenciación, descubrieron que sólo se distinguen entre sí en 0.6%, por lo que son casi iguales.
Como ya se contaba con la secuenciación del genoma de la papa, los investigadores encontraron que ésta y el tomate tienen una divergencia de más del 8% en su código genético.
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