viernes, 24 de agosto de 2012

BOSTEZAR



Bostezamos con mayor frecuencia al despertar, después de comer y antes de dormir.

Casi siempre que vemos a alguien más hacerlo o incluso una foto de alguien bostezando, nuestro cuerpo responde con imitando este gesto de manera automática. El contagio del bostezo, casi exclusivo del ser humano y de algunos primates, es una forma de comunicación avanzada vinculada con la empatía. Dejarse llevar por este gesto es, según la psicóloga Catriona Morrison, de la Universidad de Leeds, un signo inequívoco de una mayor capacidad para reconocer y comprender emociones ajenas. Las personas empáticas bostezan tres veces más que las que carecen de estas dotes sociales.

El nuevo manual de referencia sobre la ciencia del bostezo lo ha escrito el médico francés Olivier Walusinski, se llama The Mistery of Yawning in Psychology and Disease (el misterio del bostezo en la psicología y la enfermedad) y reúne las investigaciones que han permitido precisar para qué sirve bostezar.

Sueño y vigilia
El bostezo permite aumentar el estado de alerta o atención ante un cambio de actividad, o al pasar del aburrimiento a la acción. Charles Darwin ya mencionaba en sus textos el bostezo de los babuinos para amenazar a sus enemigos.

Los que no bostezan
Todos los vertebrados lo hacen, exceptuando la jirafa y la ballena. Su presencia en peces y reptiles lleva a pensar en el origen antiquísimo y poco evolucionado de este gesto.

El mito
Los estudios de Robert R. Provine han invalidado algunas hipótesis que la ciencia daba por ciertas, como que el bostezo lo causa la falta de oxígeno, e incita a abrir la boca para restaurar las cantidades mínimas. A esta conclusión también llegó un equipo de médicos del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari de Buenos Aires: el bostezo precede a cualquier cambio de actividad que acusa el organismo.


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Bostezar aumenta el estado de alerta o atención ante un cambio de actividad.

Los antiguos griegos creían que durante el bostezo el alma intentaba dejar el cuerpo. Por eso QUO te dice para qué sirve abrir la boca.

1. Al volante. Con el bostezo, el conductor contrarresta los niveles de estrés que le genera la atención permanente.

2. Para quitar la pereza. El bostezo sin complejo, con estiramiento incluido, libera endorfinas, lo que provoca una sensación de bienestar muy estimulante.

3. Cuando tenemos mucha hambre. El ser humano conserva el bostezo como vestigio de sus antepasados cuando mantenían sus instintos alerta para la caza.

4. En clase de matemáticas. El psicólogo Ronald Baenninger registró un número mayor de bostezos en los 156 minutos previos a la clase de matemáticas, asignatura que se exige una atención especial.

5. Sueño y vigilia. El bostezo permite aumentar el estado de alerta o atención ante un cambio de actividad, o al pasar del aburrimiento a la acción.

6. Reproducción. Autores como Walusinski sospechan que el bostezo quizá pueda tener una carga sexual muy fuerte. Para asegurarlo, él se fija en los macacos. El macho dominante, condicionado por los niveles de testosterona, bosteza antes y después de aparearse.

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