miércoles, 27 de junio de 2012

CUENTA DEDOS DISTINTO EN MUNDO, CRISIS MAS MAQUILLAJE, RACISMO CEREBRAL, DUERME Y REPASA

Da pistas del modo en que conceptualizamos las matemáticas.

Averigua un poco más sobre tu cerebro. Deja lo que estas haciendo y empieza a contar hasta 10 usando tus manos.

¿Cómo lo hiciste? ¿empezaste con tu mano derecha o izquierda? ¿comenzaste con tu dedo pulgar, índice o meñique? ¿con cuál dedo terminaste? ¿tenías la mano abierta o cerrada? ¿la palma de tu mano hacia ti o en dirección contraria?

Si eres de Europa puede que comenzaras con la mano cerrada y con el dedo pulgar de la mano derecha, si eres de Medio Oriente probablemente comenzaste con tu dedo meñique de la mano derecha cerrada.

La mayoría de los chinos y estadounidenses también tienen la mano cerrada pero comienzan con el índice y los japoneses normalmente cuentan con la mano abierta pero cerrando su meñique.

Aunque contar con las manos se sienta como algo natural no lo es, ni la forma en que lo hacemos es universal, hay muchas técnicas que se transmiten a través de la cultura, por lo que la forma en que cuentas con tus manos habla de tu cerebro, nos dice cómo la cultura influyó en tu proceso cognitivo, particularmente en la aritmética mental, asegura un estudio publicado en la revista Cognition.

La investigación encabezada por los alemanes Andrea Bender y Sighard Beller asegura que el sistema de conteo con los dedos que usemos afecta la forma en que representamos y procesamos en nuestra mente a los números, pues es una experiencia sensomotora que vincula el movimiento corporal y el pensamiento.
Una relación evolutiva que ha hecho que nuestro cerebro active la misma zona cuando pensamos en números que cuando pensamos en nuestros dedos, la complejidad viene cuando hablamos de diferencias culturales con distintos sistemas de representación numérica, desde los símbolos en sí hasta la forma de lectura, de derecha a izquierda, de arriba abajo o viceversa.

Esta diversidad nos lleva al llamado: conocimiento corporal, que propone que nuestro cerebro utiliza zonas del cuerpo para aprender, esta teoría asegura que que reducimos la exigencia de la cognición del cerebro al llevarla a otras partes del cuerpo.

Este estudio abre nuevas vetas de investigación y preguntas inteligentes a cosas como ¿si la cultura en la que crecimos nos hace mejores o peores en matemáticas? ¿si hay sistemas para contar con los dedos mejores que otros? O ¿si aprendemos distintas técnicas para contar con las manos será más fácil nuestro aprendizaje y razonamiento matemático?

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AMIGDALA CAUSA DEL JUICIO RACISTA

La amígdala es la causante de reconocer caras que asociamos con prejuicios.

Aunque mucha gente se dice no racista, muchas veces actúa con gestos o actitudes que demuestran lo contrario. Esto se debe a que nuestro cerebro está lleno de emociones complejas que incluyen miedo, hostilidad y falta de confianza.

Un nuevo estudio realizado por la psicóloga Elizabeth Phelps de la Universidad de Nueva York demuestra cómo nuestro cerebro ve las diferencias raciales.

De acuerdo a su investigación estas reacciones reflejan cómo el cerebro hace frente a los prejuicios raciales no deseados para incentivar el cambio social hacia comportamientos libres de sesgos.

En este proceso esta implicada la amígdala que hace evaluaciones automáticas de personas de otros grupos étnicos.

Esto significa que nuestro cerebro esta interesado más en lo que, de acuerdo a nuestros prejuicios, es lo “normal”. Aquí el cortéx cingulado del cerebro muestra sin intención nuestro desprecio, sin poder controlar nuestras respuestas emocionales.

Además, el córtex del cíngulo anterior incide en la regulación de funciones cognitivas racionales como la empatía y las emociones, a la vez que en funciones autónomas como la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.

Por último, parte de la circunvolución fusiforme influye en el reconocimiento de caras. Las investigaciones examinaron la representación mental de ciudadanos estadounidenses de etnias caucásica y afroamericana.

Para llegar a esta conclusión se analizó a un grupo de estadounidenses blancos, que tras un analisis entre afroamericanos y blancos, mostraron preferencia por su propio grupo.  Ya que inconsientemente asocian a los negros con la delincuencia.

Esto se debe a las preferencias impliciatas que están vinculadas a las decisiones que tomamos.

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SI HAY CRISIS, MAS MAQUILLAJE MUJER

Te explicamos lo que los científicos llaman el “efecto del labial”.

Las crisis económicas espantan a todos pero no afectan a todas las compañías, al menos no a las de belleza que ganan hasta más. Un nuevo estudio de las Universidades de Texas y Arizona demuestran que cuando hay recesión económica las mujeres gastan más en productos de belleza.

Entre más inseguro es el panorama económico, más dinero invierten las mujeres en maquillaje, cremas y demás insumos de belleza, por lo que si eres mujer cuando hay crisis te maquillas más, es el denominado "efecto del labial".

Sí suena sexista, pero el artículo “Boosting Beauty in an Economic Decline: Mating, Spending and the Lipstick Effect” incluye cinco estudios que han comprobado la hipótesis del “efecto del labial” en la economía y en las relaciones amorosas.

Ya sea por el contexto económico y social de desigualdad en el que las mujeres están en desventaja  -se sabe que en promedio ganan 19% menos que los hombres por los mismos trabajos- o por una enseñanza sociocultural en la que se condiciona a la mujer a buscar un hombre proveedor, el estudio muestra que en los 20 años atrás las mujeres tienden a reestructurar sus gastos en épocas de crisis beneficiando la adquisición de productos de belleza para verse más atractivas.

Además en estos contextos las mujeres son más susceptibles a la publicidad de estos productos bajo la estretegia de atraer más hombres, aunque esta conclusión se matiza con estudios previos que demuestran que en épocas de crisis la gente consume más productos de lujo para sentirse mejor, uno de los regalos de la sociedad de consumo.

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MIENTRAS DUERMES , REPASA

La estimulación externa durante el sueño puede ayudar a fortalecer la memoria, lo que a su vez puede favorecer el aprendizaje, informa un estudio realizado por el psicólogo Ken Paller y su grupo de investigadores de la Universidad de Northwestern en EUA. Los científicos confirman que esa estimulación podría reforzar lo que las personas ya han aprendido, pero no les ayuda a adquirir nuevas habilidades.

La diferencia crítica es que la investigación muestra que la memoria se fortalece respecto a algo que ya se ha aprendido.

Al llevar a cabo el estudio, los investigadores enseñaron a los participantes a tocar dos piezas de música al presionar ciertas teclas en ciertos momentos. Tras aprender a tocar las piezas artificialmente generadas, los participantes tomaron una siesta de 90 minutos. Mientras dormían, se reprodujo solo una de las canciones. Las suaves pistas musicales, anotaron los investigadores, se reprodujeron durante el sueño de ondas lentas, una etapa del sueño relacionada con el almacenamiento de la información en la memoria.

Mientras los participantes dormían, los investigadores registraron su actividad eléctrica cerebral mediante electroencefalografía. Tras despertarse, los participantes cometieron menos errores al tocar la pieza que se reprodujo mientras dormían, en comparación con la que no se reprodujo.

Los resultados amplían investigaciones anteriores al mostrar que la estimulación externa durante el sueño puede influir sobre una habilidad compleja.

También hallaron que las señales electrofisiológicas durante el sueño se correlacionaban con el grado en que mejoró la memoria, estas señales podrían estar midiendo los eventos cerebrales que producen la mejora de la memoria durante el sueño.

Los investigadores señalan que investigan cómo sus hallazgos pueden aplicarse a otros tipos de aprendizaje, por ejemplo al estudio de un idioma extranjero. Anotaron que su investigación podría también llevar a más estudios sobre el procesamiento de la memoria basado en el sueño con otros tipos de habilidades, hábitos y conductas.

El estudio aparece en la revista Nature Neuroscience.

Fuente: Northwestern University

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