domingo, 24 de junio de 2012

MUSICA EFECTO


MUSICA TRISTE TE PONE BIEN

Tu cerebro es capaz de predecir la nota que sigue aunque no conozcas la canción.

Todas las culturas humanas sienten con la música. Las regiones del cerebro implicadas en el reconocimiento de la melodía y el ritmo están fuertemente conectadas con el sistema límbico, que rige las emociones. Los científicos creen que la música ha estado implicada en la evolución de las relaciones afectivas y que lo que nos gusta de las melodías tristes es que, en realidad, nos hacen sentir bien.

Aunque una persona no sea experta en ópera, por ejemplo, su cerebro puede hacer predicciones constantes sobre cuál es la siguiente nota. Su núcleo caudado conecta con el córtex frontal, libera dopamina y activa todo el circuito neuronal de predicción del futuro. Un pequeño placer llega cada vez que la nota esperada se corresponde con la que suena.

Si la nota esperada dura un rato, si es sostenida, la tensión es máxima, y el núcleo caudado continúa liberando dopamina, cuando termina, se desata el placer neurológico: el disparo de dopamina, esta vez en el núcleo accumbens, activa el sistema límbico, las emociones se desbordan y el corazón se acelera, viene el llanto o la alegría total.

La música no deja de ser un arte, así que la subjetividad juega un papel primordial. Como intérprete has de entender las emociones que hay detrás de la partitura y transmitirlas a la audiencia”, señaló a la agencia SINC María Roca, violinista profesional.

Además, la música triste tiene unas características constantes: “está compuesta en tono menor, tiene un tempo lento, melodías ascendentes, y una articulación legato”, explica Roca.

La música triste imita la prosodia de una voz triste y sus características son bastante universales”, afirmó Petri Laukka, investigador de la Universidad de Estocolmo y especialista en psicología musical.

Uno de los debates históricos es si estas emociones que genera la música dependen o no de la cultura del oyente.

Observamos que un camerunés que nunca había escuchado música occidental, al oírla era capaz de decir si sonaba alegre, triste o aterradora. La música triste imita la prosodia de una voz triste y sus características son bastante universales. Casi siempre nos ponemos tristes porque la melodía rescata algún recuerdo pasado, pero también podemos sentirnos así por un simple contagio emocional”, explica Koelsch.

Sobre esto los científicos no se ponen de acuerdo, pero parece ser que la tristeza sí es universal, además de la alegría y el miedo. Lo curioso y lo que intriga a los científicos es que normalmente “la gente intenta evitar la tristeza de todas maneras, pero en cambio disfruta escuchando música triste”, se asombra el experto.

¿Por qué nos gusta la música triste?

El investigador David Huron, de la Universidad de Ohio, tiene una teoría para este ‘extraño’ fenómeno y es que la música activa mecanismos corporales que contrarrestan el dolor, por ejemplo, la secreción de la hormona prolactina.

La tristeza que sentimos con la música no es un dolor real causado por una pérdida importante y en realidad lo que hace es potenciar los sentimientos positivos” afirma Laukka.

Este fenómeno hormonal es que lleva a los científicos a afirmar que, normalmente “la gente no se pone triste por la música que escucha, sino que en realidad, lo que sucede es que cuando estás triste escuchas música triste para sentirte mejor”.

Si es una tarde de domingo lluviosa y estas en el sillón, comiendo helado de chocolate y viendo cómo acaba la película Pretty Woman, es normal que acabes llorando. Piensa que en menos de seis minutos tu cerebro se expone a It must have been love, de Roxette, y al aria final de La Traviata. No es que seas masoquista, es que tu cerebro necesita algo más que chocolate, te pide a gritos disfrutar de una buena dosis de dopamina..

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ROCK SIMILAR A GRITOS HUMANOS


La música causa emoción y ayuda a que saques al animal que llevas dentro.

Un grupo de investigadores de la Universidad de California (UCLA) ha descubierto que la música distorsionada o chirriante puede atraer a multitudes, ya que su creación está relacionada con los llamados de socorro de los animales.

 La música que comparte características auditivas con las vocalizaciones de animales capta la atención humana y nos resulta muy excitante”, aseguró Daniel Blumstein, uno de los autores del estudio y director del Departamento Ecología y Biología Evolutiva de UCLA.

Blumstein, es un experto en sonidos de alarma de los animales. En 2010 estudió las bandas sonoras de 102 películas clásicas en cuatro géneros: aventura, drama, terror y bélicas.

Tras su trabajo halló que las películas dramáticas tenían cambios más bruscos en la frecuencia, arriba y abajo. Las películas de terror, por el contrario, tenían más gritos femeninos y sonidos distorsionados. Con esta investigación se basó para identificar las emociones que causan los gritos y las guitarras de un rockero.

En el estudio, donde colaboran Blumstein, Peter Kaye, compositor de bandas sonoras y Greg Bryante de la Universidad de California, se sometieron a varios voluntarios a escuchar música neutra, que después era interrumpida por distorsiones y sonidos fuertes como las que Jimi Hendrix realizó en 1969 en Woodstock.

Los  participantes calificaron como más emocionante la música distorsionada, pero también la describieron como llena de emociones negativas.

Los científicos creen que el efecto de escuchar música con alteraciones es similar a oír gritos de animales en peligro, como lo hace el rock. Cuando escuchan estos sonidos la gente se emociona y “saca a relucir el animal que lleva dentro “, confirmó Bryant.

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MUSICA SOBREVIVE LA QUE MEJOR SE ADAPTA


Científicos crearon un software para desentrañar la evolución de la música.

¿Sólo la mejor música sobrevive? Bueno al menos la que más se escuche, y aunque en gustos se rompen géneros un equipo internacional de científicos diseñó el programa bioinformático DarwinTunes para demostrar el rol de quienes escuchamos en la evolución de la música, y con esto crearon la melodía perfecta.

Ellos defienten que como en la teoría de las especies, en la música sobrevive la que mejor se adapta, es decir, la más escuchada.

La selección musical de la audiencia es una fuerza creativa”, dijo a la agencia SINC Robert M. MacCallum, investigador del Imperial College London, el biólogo computacional que encabezó al equio de científicos ingleses y japoneses que diseñaron el software.

DarwinTunes reproduce aleatoriamente bucles de audio, que son secciones cortas de sonido creadas para ser repetidas, lo que en música electrónica se conoce con el anglicismo de loop. Mediante un algoritmo, los investigadores crearon "genomas digitales". Cada uno de ellos codificaba un programa con información específica sobre la posición de las notas, la instrumentación y la interpretación que, al ejecutarse, emitía un loop.

La única presión selectiva a la que se sometieron los bucles fue a la crítica de 7 mil participantes en la interfaz. Durante el experimento, los bits mejor clasificados se replicaron para producir nuevos cortes sonoros. De la misma forma que pasa con los seres vivos, la recombinación y las mutaciones del material original crearon material nuevo.

Lo que era ruido pasó a ser música atractiva después de 2 mil 500 generaciones de bits, en parte debido a la evolución de los acordes y los ritmos estéticamente agradables.

Escúchala:





Según los investigadores, esto demostraría que la diversidad musical no nace únicamente de la trasmisión de un músico a otro. También influyen las preferencias del oyente a la hora de reproducir y difundir las canciones, concluyen en su artículo publicado en PNAS.

Antes de nuestro experimento ya sospechábamos que los estilos musicales evolucionaban por un proceso de selección”, dice MacCallum después de analizar los datos de DarwinTunes.


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¿Tenemos genes musicales? ¿La música es polizón del lenguaje?

La música es un tema que sigue intrigando a la ciencia, algunas posturas proponen que es un invento cultural relacionada con el lenguaje y nuestra capacidad de aprendizaje; mientras otros aseguran que es una adaptación biológica y que quizá nuestros genes nos permitan descubrirlo.

Para aclarar un poco el panorama, el diario estadounidense The Atlantic invitó a dos psicólogos a exponer sus argumentos sobre el tema, por una parte Gary Marcus de la Universidad de Nueva York quien se inclina por el origen cultura; y por la otra Geoffrey Miller de la Universidad de Nuevo México quien asegura que la música es producto de la selección sexual y la adaptación a través de los siglos.

A continuación te traemos algunos de los puntos más importantes de cada postura:



¿Música como adaptación biológica?

¿O creación cultura

La música es universal en todas las culturas

Las expresiones musicales no son universales, ni es algo innato, no todos aprendemos a cantar ni a tocar instrumentos.

Los seres humanos la aprendemos de forma espontánea desde niños



Los niños, en general, siguen prefiriendo la voz antes que la música para expresarse y tardan años para que la aprendan correctamente. Se podría decir que reaccionan a ella por los sonidos, algo determinado por el lenguaje.

Hay evidencia de instrumentos prehistóricos, lo que delinea su existencia ancestral.



Los primeros instrumentos musicales son unas flautas que datan de hace 35 mil años, un rango menor si se piensan en las escalas evolutivas.

Además nuestros antepasados conceptualizaran la música como lo hacemos ahora, por ejemplo la armonía es una creación de hace solo mil años



La música vocal puede datar de la época en que vivieron los neandertales de acuerdo a hallazgos fósiles.

Eso no implica que se formaran genes que determinan nuestra habilidad musical.

Neurocientíficos han demostrado que diversas áreas cerebrales se activan cuando escuchamos o creamos música.

La música se expande en varias áreas, no hay una sola dedicada a ella, interactúan zonas que se usan en otros procesos, como: la amígdala que procesa emociones o el área Broca dedicada al lenguaje.

Darwin propuso que los homínidos con mayores habilidades musicales eran más atractivos para sus compañeros sexuales, similar a lo que ocurre con el canto de pájaros, ballenas o insectos.

No hay duda de la utilidad de la música o el canto en algunas especies, pero en humanos no se comprueba del todo.

Hay genes que regulan nuestra capacidad musical: unos que determinan si una persona tiene habilidades o talento musical, que suman más de medio millón de bases de ADN y los genes de capacidad musical que se están buscando en el código neandertal.

Si se encuentran en neandertales podría ayudar un poco, pero sería difícil determinar por bases de ADN si cantaban o no.

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DE MOZART


Su música interpretada sin interrupción, ocuparía aproximadamente diez días.

Austria y el mundo entero conmemoran este mes de diciembre los 220 años de la muerte del gran artista Wolfgang Amadeus Mozart, cuya música “jamás se interpretará lo suficiente”, según los apasionados del niño prodigio de Salzburgo.

El 27 de enero de 1756 nace Wolfgangus Theophilus Mozart quien más tarde se haría llamar Wolfgang Amadé Mozart. Hijo de pianistas escribe a los 5 años sus primeras composiciones.

Cuando cumplió  8 años ya tenía las primeras composiciones impresas con 16 sonatas para piano y violín.

A los trece año se convierte en el tercer maestro de capilla de la orquesta de palacio de Salzburgo, y es admitido en la Accademia Filarmónica di Bologna Italia.

En 1788 Mozart escribe en diez semanas tres grandes sinfonías y el 5 de diciembre de 1791 a los 35 años de edad, fallece por una fuerte fiebre y es enterrado en el cementerio de St. Marx en Viena. La causa exacta de su muerte nunca se determinó.

En la víspera de su muerte, Mozart tenía la partitura del Réquiem, su última obra, sobre su cama y él mismo cantó una parte.



Escribió más de 600 obras, mismas que se clasifican en 41 Sinfonías, 22 Óperas, 27 Conciertos para piano y 61 Divertimentos, además de serenatas, marchas, sonatas y música de cámara.

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MUSICA IMPACTO EN IMAGEN CORPORAL Y ANGUSTIA


La música tiene impacto en la imagen corporal y en la angustia.

Los pacientes de cáncer pueden beneficiarse con sesiones de terapias de música.

Nuevo estudio explora los efectos en el ánimo, en el dolor en incluso en la calidad de vida.

La música es utilizada como herramienta en muchos casos clínicos.

Los tratamientos van desde pacientes que escuchan música pregrabada, hasta terapias en donde los profesionales inducen una experiencia musical.

Ello con miras a aumentar el bienestar psicológico y físico del enfermo.

1,891 pacientes fueron expuestos a 30 pruebas.

En la mitad de las pruebas, los pacientes escucharon música pregrabada; el resto, fueron realizadas con terapeutas profesionales.

Las respuestas varían en cada paciente. Algunas pruebas demostraron ser más eficientes en unos que en otros.

Hubo mejoras en dolor y ánimos, pero no en la depresión. Se notó un pequeño beneficio en la presión arterial, en la frecuencia cardiaca y en la respiratoria.

Al parecer, la terapia musical en una intervención útil como tratamiento complementario.

Los investigadores, entre ellos Joke Bardt del Departamento de Terapias Creativas de la Universidad Drexel en Filadelfia, afirman que muy pocas pruebas han sido realizadas.

Más experimentos pueden llevar a identificar el papel de la música en la imagen del cuerpo, en la angustia y otros aspectos complejos del ser humano.

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INVENTOR DE LAS NOTAS MUSICALES


En un principio la nota Do se llamaba Ut, nombre que aún se utiliza en alemán.

Guido de Arezzo fue el formulador del actual sistema de notación musical. En su propuesta, la nota Do se llamó en un principio Ut, nombre que todavía se utiliza para el alemán y el Canto Gregoriano.

 El Sí se forma por las iniciales de San Juan, en latín Sancte Iohannes, y es que al bautista evangélico se le dedicaban los versos de Guido de Arezzo que compuso en el siglo XI y dieron su nombre a todas las notas.

El verso, en latín, decía: Ut queant laxis/Resonare fibris/Mira gestorum/Famuli torum/Solve polluti/Labii reatum/ Sancte Iohannes, lo que, en español significa “para que tus ciervos puedan exaltar a plenos pulmones las maravillas de tus milagros perdona la falta de labios impuros, san Juan”.

De Arezzo, también llamado “padre de la música” también inventó el pentagrama. Cuando el papa Juan XIX se enteró de su sistema de enseñanza, lo llamó a Roma, en el año 1028, y contribuyó a que se propagaran por el mundo.

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PSICOANALISIS NO FUNCIONA


En un principio la nota Do se llamaba Ut, nombre que aún se utiliza en alemán.

Guido de Arezzo fue el formulador del actual sistema de notación musical. En su propuesta, la nota Do se llamó en un principio Ut, nombre que todavía se utiliza para el alemán y el Canto Gregoriano.

 El Sí se forma por las iniciales de San Juan, en latín Sancte Iohannes, y es que al bautista evangélico se le dedicaban los versos de Guido de Arezzo que compuso en el siglo XI y dieron su nombre a todas las notas.

El verso, en latín, decía: Ut queant laxis/Resonare fibris/Mira gestorum/Famuli torum/Solve polluti/Labii reatum/ Sancte Iohannes, lo que, en español significa “para que tus ciervos puedan exaltar a plenos pulmones las maravillas de tus milagros perdona la falta de labios impuros, san Juan”.

De Arezzo, también llamado “padre de la música” también inventó el pentagrama. Cuando el papa Juan XIX se enteró de su sistema de enseñanza, lo llamó a Roma, en el año 1028, y contribuyó a que se propagaran por el mundo.

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