lunes, 11 de junio de 2012

LIGADORES : TIPOS


El ligue en el antro es un volado porque te puede tocar cualquier tipo de conquistador, checa estos:
El directo: Éste no pierde el tiempo: evita las presentaciones largas y el ligue falso, donde tendría que fingir que le importa saber de tu infancia y de tus intereses personales. Él simplemente te dice: "¿De aquí a dónde, mamacita?"


El vibrador: Esta maraca viviente tiene tanto miedo de acercarse a ti que puede ser que tenga las manos y la frente sudada, y un extraño temblor imparable en todo el cuerpo. No liga muy seguido y cuando se anima a hacerlo falla con una frase inicial como: "Hola, ¿cuál es tu pasatiempo favorito?".


El intelectual: Este ratón de biblioteca no entiende el concepto "A donde fueres haz lo que vieres"; no distingue el antro de una mesa de debate, así que querrá impactarte con su inteligencia y sus ideas radicales. Lo peor es que no picha nada y no baila.


El payasito: Este individuo, falto de atributos, utiliza su única "cualidad" para seducirte: su humor. Las chicas amamos a los hombres graciosos, el problema es que después de 37 chistes y absolutamente ningún tema interesante te sientes chupando con Cepillín. Terminarás por hartarte a tal grado que lo eliminarás con un "largo de aquí".


El imprudente: Éste es el más repugnante de todos. ¡Tiene un tino...! Todo el tiempo habla de temas incómodos, alburea, dice cosas en contra de las mujeres (y lo peor es que ni cuenta se da), es explícito para describir su última enfermedad estomacal, en fin. Al tercer comentario pondrás cara de fuchi y le dirás, llena de coraje: "No me preguntes si estoy en mis días, pen..."


El mi rey: Puede ser feo o guapo. Como sea físicamente, se siente Adonis; es más, puede ser gordo y aún así tendrá la camisa abierta hasta el ombligo. Sus temas de conversación serán pura tontería y es farol; mencionará a su chofer y su casa en Valle unas seis veces, mínimo. Sus puntos a favor: es muy pichador, no te dejará pagar nada, es bailador y caballeroso, pero al final de la noche querrá pasar factura, aguas.



El terco: La insistencia que maneja este compadre es impactante: nunca se rinde. Puedes decirle tres veces "no me interesas" y él seguirá intentándolo. Algún día correrá con suerte, te llegará en un momento de debilidad y tú terminarás diciéndole "ok, píchame una copa", pero no durarás más de 10 minutos a su lado porque te querrá besar a la fuerza.


El borracho: Éste tiene muchas variables: puede tocarte uno muy buena onda y uno malacopísima. Lo malo es que, pase lo que pase, al siguiente día no se acordará de nada, así que no esperes una llamada de su parte, ni que sea el amor de tu vida. Si es malacopa, huye: podría tirarte un chupe encima, vomitar tu bolsa o pelearse con tus amigos.


El que se cree galán: Este adefesio tiene el autoestima por los cielos, no sabemos por qué ni cómo, pero así es. Cree que a quien le eche el ojo caerá rendida a sus pies. Lo más desagradable es que cuando lo batees te hará un comentario grosero como: "Tú te lo pierdes", "Al fin que ni quería, gorda" o "Ni que estuvieras tan guapa". Ten compasión y no le des importancia.


El RP o el vocalista de la banda: Su trabajo le ha dado "poder" en el antro, por lo que querrá conquistarte presumiendo los privilegios que tiene. No caigas. Estos tipos se ligan tres chavitas por noche, de esas  que se dejan impactar con tonterías. Son muy mano larga y te usan para presumir su lado macho. Guácala.


El mentiroso: Tendrá el descaro de inventar que su abuelo tenía un castillo o que tiene tantas millas en su tarjeta de vuelo que en un año podría ir seis veces a China y regresar. Lo peor es que su fortuna imaginaria no te pichará ni un chupe y toda la noche sentirá que te hace un favor al voltearte a ver. Huye, son los más castrosos y aburridos del mundo.


El cínico: Podría iniciar el ligue con una frase tan nefasta como: "No esperes fidelidad, mi amor", por supuesto, tú saldrás huyendo al segundo. Lo más impactante del asunto es que hay quienes los aguantan y hasta sus novias se vuelven. ¡Auxilio!


El ido: Le quedan tan pocas neuronas a este fumanchú que difícilmente podrá seguir el hilo de la conversación; su vocabulario se reduce a una serie de palabras: chido, chale, chafa, ole, súper, órale y nel (a veces haste en este orden). Está en el antro por alguna extraña razón y no tiene un peso en la cartera, así que se beberá tu cerveza.


El dolido: Acaba de cortar con su novia y busca en ti un consuelo para olvidarla; sus temas de conversación serán la susodicha y las jaladas que le hizo. No se lo permitas, huye y déjalo llorando solo, seguramente se pondrá muy borracho y besucón en poco tiempo.

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